Me llamo Pau Baig i Pujol. Sí, con una “i” entre apellidos. Ya sé que a algunos eso les da rabia, pero mi primera lengua es el catalán y así es como mis padres me enseñaron que se escribe mi nombre completo. Soy de ese 30% de catalanes que no tiene apellidos castellanos y hasta dónde yo conozco, todos mis antepasados nacieron en Cataluña. También recibí una educación, en primaria, en catalán como lengua vehicular.
Cómo veis tengo el perfil perfecto para ponerme la medalla de ser un catalán de pura cepa. Pues resulta ser todo lo contrario. No soy clasista. Para mi, catalán es toda aquella persona que vive en Cataluña y se considere a sí misma como catalán. Incluso si por la razón que sea ya no vive aquí. Y me dan igual sus apellidos o dónde haya nacido.
Muchos de vosotros, además de catalanes, también os consideráis españoles. Me parece perfecto y totalmente legítimo. En la Cataluña independiente no sólo podrás seguir considerándote español, sino que seguirás siéndolo. Porque la nacionalidad española es de origen. Todos, nos guste o no, hemos nacido en España y legalmente somos españoles. Y, según la Constitución Española, no podemos perder la nacionalidad española. En la Cataluña independiente tendremos doble nacionalidad como tiene ya tantísima gente. La independencia no requiere dejar de ser español.